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Un desgarro muscular, también conocido como: distensión muscular o rotura fibrilar, es una lesión que se produce cuando se estira demasiado o se desgarra un músculo, un tendón (el tejido fibroso que conecta los músculos con los huesos) o incluso ambos. La zona lumbar y los músculos isquiotibiales (ubicados en la parte posterior del muslo), son los grupos musculares en los que usualmente, se producen la mayoría de los desgarres musculares.

Un desgarro muscular es una lesión comúnmente generada por un accidente laboral, posiblemente causado por el abuso de los músculos al levantar carga muy pesada o a la práctica  de algún deporte de contacto, (futbol,  lucha, etc.), en DecoaSports contamos con personal médico especializado en el diagnóstico, tratamiento y prevención de tipo de lesiones comúnmente asociadas al deporte, con el fin de garantizar el bienestar y la salud de nuestros becarios.

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Indice de contenido

¿Tipos de distensiones y cómo se clasifican?

Según múltiples investigaciones clínicas y varios métodos de imágenes médicas, hay 3 tipos de rotura fibrilar, que se clasifican según la severidad, de acuerdo al número de fibras musculares o tendinosas rotas.

  1. Distensión Grado I (Leves): Involucra solo a unas pocas fibras del músculo o el tendón. No se observa disminución de la fuerza y hay un rango completo de movimiento activo y pasivo. Generalmente, el dolor y la sensibilidad se presentan el día siguiente.
  2. Distensión Grado II (Moderadas): En estos casos, se produce un desgarre o una rotura significativa de las fibras musculares o tendinosas. Se presenta un dolor agudo y significativo, que puede estar acompañado de hinchazón y una pequeña disminución de la fuerza muscular.
  3. Distensión Grado III (Graves): Ocurre cuando se produce la rotura completa del músculo, el tendón o en algunos casos, en ambos. Esto significa que el tendón se separa del vientre muscular o cuando el vientre muscular se desgarra en 2 partes. Dolor e hinchazón severa y pérdida completa de movimiento son característicos de este tipo de distensión muscular. La hinchazón y dolor intenso y la pérdida completa de la función son características de este tipo de tensión.

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¿Cuáles son los síntomas y cómo reconocerlos?

Los síntomas variarán según la gravedad de la lesión y pueden incluir, pero no limitarse a:

  • Dolor y sensibilidad muscular, especialmente después de alguna actividad física en la que se estira o contrae violentamente el músculo: el dolor generalmente aumenta cuando se mueve el músculo, pero se alivia con el reposo.
  • Hinchazón, decoloración muscular o ambos.
  • Calambres o espasmos musculares.
  • Disminución de la fuerza muscular o (en distensiones de grado III) una pérdida completa de la función muscular.
  • Un estallido en el músculo en el momento de la lesión.
  • Una hendidura, abolladura u otro defecto en el contorno normal del músculo (en distensión de grado III).
  • Enrojecimiento o hematomas.

¿Cuáles son las causas comunes de desgarro muscular?

Los desgarres musculares pueden ser causados por diversos factores, que pueden ser tan comunes como: un déficit de elasticidad propio del deportista, calentamiento insuficiente o balance muscular inadecuado, hasta los más complejos como: alteraciones higiénico-dietética (deshidratación o dopaje), desórdenes histoquímicos, por nombrar algunos. Otros causantes o factores contribuyentes pueden ser:

  • Alteraciones de los oligoelementos (calcio, potasio) necesarios para el metabolismo muscular pueden facilitar este tipo de lesiones. Por eso es importante respetar los periodos de recuperación y aportar este tipo de nutrientes.
  • Condiciones atmosféricas o climáticas: en un clima frío y húmedo la tensión muscular es mayor, se hace más difícil el calentamiento y la recuperación y se reduce la elasticidad, favoreciendo la aparición de lesiones musculares.
  • Debilidad de un músculo dentro de un mismo grupo muscular.
  • Descanso insuficiente o dormir pocas horas, está comprobado que la falta de descanso o sueño apropiado afectan a la recuperación y a la tensión muscular.
  • Exceso de entrenamiento.
  • Falta de elasticidad entre las fibras musculares hace que el músculo sea más rígido, lo que aumenta el riesgo de rotura.
  • La debilidad de un músculo concreto que forma parte de un grupo muscular implica que unos tendones tengan que trabajar más para complementar la debilidad del resto, lo que podría causar una descompensación y facilitando la rotura muscular.
  • La raza, el sexo o las condiciones genéticas (cada vez está más demostrada la predisposición genética) pueden condicionar significativamente en la aparición de roturas musculares. También cada deportista tiene una diferente capacidad de regeneración o curación.
  • Mala postura al correr o apoyar o unas zapatillas inadecuadas para el deporte que se practica, son algunos condicionantes que pueden exigir un sobreesfuerzo muscular con la consiguiente sobrecarga.
  • Todos los grupos musculares comprenden músculos de funciones contrarias, es decir: agonistas y antagonistas (bíceps, tríceps, cuádriceps e isquiotibiales). Cuándo existe un desequilibrio entre ambos aumenta el riesgo de lesión.
  • Un calentamiento corto, de poca intensidad o inadecuado puede, no solo no ayudar a prevenir lesiones musculares, sino incluso favorecerlas.

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