Son muchas las razones por las que un deportista se ve obligado a interrumpir su rutina diaria de entrenamiento. Pueden ser individuales o colectivas, como las que se dan en las actuales circunstancias.
Sea cual fuera la razón, la inactividad no es nada conveniente para un deportista. Puede hacerse difícil retomar ese ritmo al que se está acostumbrado y se debe iniciar por una adecuada y efectiva motivación.
Hay que tener claro que los límites son personales y lo mejor es hacerse de algunos trucos y una clara motivación para retomar los entrenamientos y estar preparados para el momento en que se reanuden las competiciones.
Indice de contenido
Cómo volver al entrenamiento habitual
El factor físico y el factor psicológico deben estar en plena concordancia con el propósito o incluso con la obligación de volver al entrenamiento sin que eso se vuelva una carga o un obstáculo difícil de superar.
Y con mucha más razón hay que estar en muy buenas condiciones físicas si se tiene el propósito de tener o ya se tiene algunas de las becas deportivas con el apoyo y gestión de una empresa especializada en este tipo de servicios.
Preparación psicológica
Si la interrupción ha sido larga, sin duda que retomar el ritmo al que se estaba habituado presenta cierta dificultad. Pero hay que armarse de paciencia y mantener en mente con entusiasmo el objetivo de recuperar las condiciones físicas.
Se debe tener claro que la mente no debe adelantarse al cuerpo y por eso mismo forzarlo. El cuerpo necesita readaptarse con calma y por etapas. No puede aspirarse a que de la noche a la mañana se esté de nuevo en óptimas condiciones.
Por eso la insistencia en que es un proceso en el que mente y cuerpo deben ir a un mismo paso y no hacer nada forzado ni con prisa.
Planificar con realismo
Planificar no significa plantearse metas inmediatas al máximo o fantasear que se hará esto y aquello de una vez. La planificación debe ser por etapas, de avances graduales, porque es imposible volver de inmediato a los niveles de entrenamiento que se tenían antes de la interrupción.
Ir de a poco pero con firmeza, con objetivos a corto plazo y otros a largo plazo. Haciéndolo de esta manera se irán viendo los resultados y a partir de estos dar otro paso hacia adelante en pos de la recuperación total.
Esta planificación puede hacerse por horas, días y semanas, de manera que cada etapa de recuperación tenga un lapso determinado. De no hacerse así, se corre el riesgo de resultar lesionado o que se retarde el proceso de recuperación.
Adaptarse de nuevo a una rutina
En esa planificación es que se retoma el ritmo de entrenamiento a un horario específico, teniendo en cuenta que nunca debe demorarse ni postergarse la sesión de entrenamiento.
Tener siempre presente el porqué se está haciendo ese esfuerzo controlado y adónde se quiere llegar. Los especialistas recomiendan que debe empezarse con sesiones de ejercicios aeróbicos de poca intensidad y, para fortalecer la musculatura, terminar esas primeras sesiones con ejercicios de estiramiento.
Cuando la causa ha sido una lesión, deben realizarse ejercicios muy puntuales de potenciación y estiramiento de la parte del cuerpo o extremidad que ha sido afectada. Esos ejercicios deberán aumentarse en volumen e intensidad de manera gradual y sin incurrir nunca en esfuerzos adicionales.
Hábitos de alimentación
Es posible que por muy diversas razones los hábitos de alimentación puedan alterarse en el período de suspensión del entrenamiento. Y como el gasto de calorías ha sido inferior al acostumbrado, debe recuperarse el nivel apropiado de ingesta de calorías.
También es un proceso gradual, ya que la inactividad puede haber producido un aumento de peso. Lo importante es que se mantenga el equilibrio entre el consumo de proteínas, grasas y carbohidratos.
Lo mismo debe hacerse acerca del consumo de sales minerales y líquidos, puesto que al retomarse los entrenamientos, se requiere mayor hidratación.
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Preparación previa y compaginación con otros ejercicios
La preparación previa se refiere a que una de las maneras más eficaces para la motivación es dejar listo al día anterior todo lo que se necesita para el entrenamiento. Desde las zapatillas, la indumentaria apropiada, las toallas y hasta los líquidos que se van a consumir antes, durante y después.
Es probable que en ese período sin entrenar se haya realizado otras actividades físicas de menor intensidad y realizables en cualquier espacio, aun en una situación de confinamiento como la actual.
Esas actividades pueden formar parte, en un principio, del proceso de readaptación a la rutina de entrenamiento a la se ha estado habituado.
En definitiva, la motivación tiene un amplio espectro de posibilidades para volver con el mismo ánimo y el mismo rigor para la recuperación de las condiciones físicas ideales.
Todo lo que pueda incorporarse como aporte a la recuperación y mejoramiento del nivel de entrenamiento debe aprovecharse. De eso dependerá el que se sigan al pie de la letra los 4 trucos esenciales para volver a la rutina diaria de entrenamiento.
Al seguir estos trucos o pautas motivacionales puede tenerse la seguridad de que no solo se quedará en la esperanza, el deseo o las ganas. Sencillamente se lograrán los objetivos planteados y cada día que pase se verán resultados muy concretos.
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